Después
de su tiempo en Norteamérica, Lorca regresó a España durante la caída de la
dictadura de Primo Rivera y el restablecimiento del Republico. Su retorno marcó
el principio de un periodo en su vida devotada al teatro. En 1931, el fue
nombrado el director del Teatro Universitario la Barraca, un grupo de teatro
universitario de carácter ambulante y orientación popular. Después de su
experiencia en Nueva York, el continuaba criticar la injusticias sociales pero
ahora por medio del teatro. Sobre el poder del teatro Lorca dijo, “The theatre
is a school of weeping and of laughter, a free forum, where men can question
norms that are outmoded or mistaken and explain with living example the eternal
norms of the human heart” (Maurer, xiv). Como
director, el escribió las obras famosas Bodas
de Sangre, Yerma, y La Casa de Bernarda Alba que tenían mucho éxito y criticaban
las normas de la sociedad burguesía.
Durante
este periodo, tensiones políticos estaban empeorando entre los Republicanos y
los Nacionalistas, los dos grupos que estaban luchando para control de España. Mientras
actos de violencia continuaba (como el asesinato de José Calvo Sotelo, un
partidario del nacionalistas, por la Guardia de Asalto), Lorca decidió viajar a
Granada para refugiarse. Su posición social y sus creencias fuertes en contra
de fascismo y los nacionalistas le hizo un blanco obvio para las franquistas. Después
de su detención, el fue fusilado por fuerzas nacionalistas el 19 de agosto por
la mañana. Todavía hay una controversia sobre los motivos de su fusilamiento.
Aunque algunos creen que sus ideas y creencias políticas fueron la razón por
su muerte, otros sugieren que su homosexualidad fue el motivo para su
asesinato.
Federico García Lorca, (1898
-1936) poeta y dramaturgo español del siglo XX, es reconocido como uno de los
escritores de vanguardia con mayor popularidad en su época. Como poeta, sus obras
fueron muy celebradas y exploran muchos de los asuntos de la sociedad y la
significancia de ser humano. Como una persona marginada, el podía hablar con una
perspicacia única que da fuerza y relevancia a sus opiniónes y observaciones.
Su asesinato, un acto brutal y
violento, marcó su muerte. Un fin trágico pero irónicamente una buena
representación de sus creencias sobre la muerte (un tema principal de sus
obras). En su poema, “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías,” un lamento para su
amigo, Lorca escribe sobre la idea de muerte y el destino de la vida.
No quiero que
le tapen la cara con pañuelos
para que se
acostumbre con la muerte que lleva.
Vete,
Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme,
vuela, reposa: ¡También se muere el mar!
Las líneas finales ilustra la inevitabilidad de la
muerte. Todo en el mundo, incluso el mar y él mismo, va a morir eventualmente. Pero
notablemente, me parece que las palabras y creencias de Lorca han
escapado la muerte y continúan a vivir en sus obras hoy en día.
¨What
is peculiar to the Andalusian poet is course that he was murdered and that
hatred, not poverty or neglect, played an important role in his physical
annihilation and the ultimate anonymity of his body. A paradoxical end to a
life, which, according to all those who knew him well, radiated friendliness
and love.¨ (Durán and Colecchia, 1)
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